viernes, 2 de febrero de 2018

La pérdida y lo no dicho en ésta.



                                                   

Foto: yocreo.com


¿Qué es la pérdida, a qué me refiero con ésta?. Desde niño nos enfrentamos a nuestras primeras pérdidas, no exclusivamente de un ser querido, o nuestra mascota amada, sino también de otras que parecen menores, aunque igualmente nos afectan, como por ejemplo, de ese peluche que te acompañaba a diario. Y las pérdidas continúan toda la vida, en sus diferentes formas (pérdidas de capacidades físicas asociadas a la edad, a una enfermedad, sociales, laborales o profesionales, de relaciones, por muerte de personas significativas para uno, materiales u económicas...). La pérdida forma parte de la vida, y nos trae los cambios que cada una de ellas nos conlleva, las adaptaciones continuas que necesitamos realizar para continuar nuestra vida diaria. Esta poderosa idea de lo que se va, me llamó la atención en una de mis últimas lecturas, en un escrito de AETG-2014 de Nieves Mª G.B., citando al filósofo Rob Riemen: 

"La vida es prácticamente experiencia de la pérdida.Y precisamente por eso existe una búsqueda de lo que permanece". (el subrayado es mío)

Esto me lleva a dos aspectos: el cómo afronta cada persona las pérdidas (según su propia historia personal  en relación a éstas) y la otra, todos los sentimientos asociados a las mismas. Cómo en determinados momentos, podemos buscar explicaciones, motivos, el por qué, el cómo sucedió, el cuándo ...,  se activa la necesidad de ENTENDER, comprender, de encontrar explicaciones, respuestas que la "hagan más llevadera", ante la marcha de lo amado, la aparición de la rabia, el cabreo con el que se ha ido (o con quién "nos ha quitado lo amado/valorado), la pena, la dificultad de afrontamiento de su marcha, ..., y la necesidad de poner todo este proceso en el camino de despedida... en definitiva la dificultad de afrontamiento de la pérdida. 

En ocasiones, cuándo es un otro al que hemos perdido, sea por una muerte de un ser querido, o ante la pérdida de una relación muy significativa para nosotros, una tarea muy dolorosa a transitar en ese proceso de afrontamiento de la desaparición de  esta persona/relación, es no sólo la vivencia de los sentimientos que en éste recorrido aparecen (rabia, pena, culpa, racionalizaciones ...) sino el camino  también para llegar a la aceptación. 

Y frente a todo esto, las formas de afrontar la despedida, cuándo el otro no está, cómo poder decirle lo que no se le ha dicho y se necesita expresarle, cuándo ya no puede darse esa parte racional de obtener respuestas preguntándole directamente a la persona. Una de esas formas terapéuticas, las podemos encontrar en terapias psicológicas, aunque también podemos encontrar "nuestra forma" en tareas que uno puede llevar a cabo por sí mismo,las que cada persona sienta que le ayudan a decir adiós. Entre ellas, la escritura, si ésta puede acercar a la persona al paso de decir adiós (a lo perdido, la persona, la relación..), incluso cuándo uno trata de ir más allá de ENTENDER todo (de la comprensión intelectual, racional, de la pérdida) y puede SENTIR que llegados a ese punto, ya no es cuestión de comprender, sino de ACEPTAR. 


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