Foto extraída de la noticia citada.
Os acerco la lectura de un artículo periodístico publicado por M.J.Pérez Barco, en ABC.es, el 2 de este mes, titulado como abajo enuncio.
¿Hablamos el mismo idioma?
Psicólogos, docentes... ofrecen consejos a los padres para no perder el diálogo con los hijos
Todo le sienta mal y lo discute. Nada está a su gusto. Le cuesta obedecer. Unos se vuelven rebeldes, con quejas y protestas por todo y a todas horas; otros se aíslan en el universo de su habitación y solo responden a los amigos. Se hacen esquivos y evitan cualquier conversación con los padres. No les apetece ni cruzar una palabra. A veces, ni escuchan. Para muchas familias así es la adolescencia, una etapa complicada en la que los chicos comienzan a buscar su propia identidad. Un verdadero quebradero de cabeza para muchos padres. Y sin embargo tiene solución: establecer una buena comunicación es la clave para que la convivencia mejore en casa y toda la familia pueda disfrutar de unas relaciones sanas.
En esta etapa vital (de los 12 a los 18 años), «el adolescente está cambiando tanto que no se reconoce», explica Gabriel Dávalos, profesor de Psicología e investigador del Instituto CEU de Estudios de la Familia. «Lo típico en ellos es preguntarles y que respondan —no sé—, porque algo les impide contar lo que les pasa».
No nos entendemos
Pero las dificultades de comunicación son recíprocas. A nadie le sorprende escuchar a más de un padre, y también a hijos, quejarse de la ausencia de diálogo en casa con las mismas expresiones: «No hablamos el mismo idioma», «cualquier conversación termina en bronca», «no nos entendemos»... «Los padres —señala Dávalos— también están desorientados a la hora de relacionarse con el adolescente. Muchos afirman que no saben cómo hablarle».
Los amigos son importantes para los chicos
Establecer el diálogo con la progenie es todo un reto. Pero también hay que hacer examen de conciencia, como apunta el profesor Dávalos. A esa edad, los padres no son el único modelo de referencia para los chicos. Y eso no se encaja de muy buen grado. «Muchos conflictos —dice— surgen cuando el adolescente sitúa a la familia y a los amigos al mismo nivel. Algo que no entienden los padres, porque piensan que traicionan sus raíces». Hay que asumir que los amigos, el hecho de pertenecer a un grupo, son trascendentales para los chavales.
Inseguridades
Además, existen otros cortocircuitos en la comunicación familiar. «Las inseguridades de los padres —señala Dávalos— son una barrera para el diálogo». Y reconozcámoslo: «A los padres nos cuesta escuchar, porque creemos que ellos no pueden opinar porque les consideramos inmaduros».
El diálogo con los hijos hay que trabajarlo desde edades tempranas
Para adquirir una buena comunicación con los hijos, lo mejor es comenzar a edades tempranas. «La comunicación es un proceso que se aprende y desarrolla en el tiempo. El niño tiene que ir expresando sus ideas, preocupaciones, etcétera. Si ese proceso se desarrolla desde la infancia, será más fácil que en la adolescencia lo mantenga. No obstante, los padres deben saber que el adolescente va a hablar mucho menos que cuando era niño. Su conversación está más centrada en los amigos», explica el director de la Escuela de Padres del Ayuntamiento de Valencia, Agustín Durán.
Si ese proceso no se ha construido, hay tiempo de crear unas pautas de comunicación en plena adolescencia. «Los padres son quienes deben hacer un ejercicio de imaginación, tener paciencia, ser más habilidosos y relajarse», aconseja Ángel Peralbo, director del área de Adolescencia del Centro de Psicología Álava Reyes.
Cualquier oportunidad sirve para iniciar una conversación
Antes de empezar, este psicólogo recomienda tener claras unas lecciones: «La comunicación no se puede imponer. Por eso, no hay que interrogar a los chicos ni exigirles que expliquen cómo se sienten. Tampoco hablar siempre del mismo tema, que suele ser los estudios. Ni hablar de asuntos tan importantes como las drogas y el sexo un rato antes de su primera fiesta. Lo mejor es aprovechar cualquier oportunidad, aunque estemos ocupados, para entablar una conversación: en momentos de ocio, cuando les acompañamos a sus actividades deportivas, noticias que dan pie al diálogos... Siempre debemos estar disponibles. No se puede restringir la comunicación al momento de la comida o la cena».
Los expertos ofrecen hasta técnicas para hablarles. Agustín Duran dice que hay que «emplear frases cortas, no repetir las mismas cosas, no soltar el "clásico rollo", hacer preguntas concretas y claras... En la Escuela de Padres les proponemos un recurso muy eficaz: la reunión familiar de comunicación, un espacio de tiempo que la familia establece para hablarse, con la particularidad de que mientras un miembro esté hablando nadie le interrumpe».
Escuchar y empatizar
La guía «Cómo convivir con adolescentes», editada por
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