En la relación más temprana

                   

                         
                                                                                                 
. "Un bebé no puede existir solo, sino que es esencialmente parte de una relación".                                                                       D. W. Winnicott


Los bebés crecen en la relación con el otro. Incluso antes de la concepción, en los sueños, fantasías y deseos de los futuros padres. Y una vez ha nacido, tanto el bebé como el adulto aportan importantes recursos para su adaptación mutua.

El recién nacido está equipado con unas complejas conductas sensoriales y motrices (que va desarrollando durante 9 meses a nivel intrauterino, antes de su nacimiento), preparándose para el medio particular en el que va a nacer. Incluso durante este período los indicios que recibió en el útero de la madre, moldeó su respuesta a los ritmos y señales de la madre, lo que le permite al bebé el inicio de su vida continuar con el proceso de adaptación  su madre, después del parto.

El bebé tiene unas admirables capacidades de prestar atención y de asumir una conducta interactiva (si eres mamá, papá o estás cercano a niños lo habrás comprobado): puede apreciarse una conducta interactiva que tiene el recién nacido ante un adulto que lo toma en brazos y lo cuida.  Esto ayuda a ver al bebé no como indefenso, ni caótico o impredecible, sino como a una persona equipada con respuestas, alguna de ellas altamente predecibles, como aquellas que son respuestas a los estimulos provenientes del mundo exterior, tanto positivos (apropiados para el bebé) como negativos (inapropiados o excesivos). Y estas respuestas, a su vez, moldean la de la persona que lo cuida para establecer un sistema de retroalimentación mutua para ese bebé en concreto. Así,  NATURALEZA Y CRIANZA van a quedar de esa forma indisolublemente entrelazadas a través de la retroalimentación recíproca que posibilita cada interacción (entre bebé y adulto cuidador del mismo) a partir del momento mismo de nacimiento, y de los vínculos y relaciones que establezca el bebé fundamentalmente con sus figuras de referencia.

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