domingo, 27 de febrero de 2011

Continuación de "Cómo romper los modelos y repeticiones".



                                                     Foto de Riot Übet Alles.Serie Gestalt
                                                                    

Continuamos con los pasos 2 y 3 para ROMPER CON NUESTROS MODELOS Y REPETICIONES:

(Publicado en Cuerpo Mente, nº 72, Año 1.998, por Aurora Morera Vega; Artículo “Miedo a los cambios”).
(Nuevamente el subrayado, el color y las explicaciones aclaratorias son nuestras).

2 Observar nuestras emociones
Las emociones nacen de una actitud doble: deseo y rechazo. Rechazo lo que es, deseo que sea de otra manera. Sustituimos la verdad por el conflicto, creando una dualidad interna. Desde el momento en que nace, coloreamos nuestra percepción con juicios, prejuicios, creencias, esperanzas y condicionamientos. A partir de las experiencias conocidas, nombramos e interpretamos la realidad. Las cosas son bellas u horrorosas, buenas o malas, según los gustos inculcados desde la infancia.
Es evidente que la convivencia con el entorno no siempre permite la expresión de lo que sentimos. Puede ser inadecuado y hasta contraproducente. No obstante, necesitamos encontrar una manera de ponernos en contacto con nuestras emociones y permitirnos escucharlas. Nada mejor que ellas, con su forma de hacer repetitiva, su compulsión incomprensible, para traer nuestras dificultades de adaptación a nuestra conciencia. Como muy bien dice Dense desjardins: Resulta espectacular constatar, si observamos con suficiente distancia, que la vida nos envía el mismo tipo de situaciones (a menudo cada vez más acentuadas, y por lo tanto más difíciles de aceptar) a fin de hacer evidentes nuestras necesidades y nuestros rechazos más fuertes. Existe una relación, una influencia recíproca y constante entre el mundo exterior y nuestro universo interior. Paralelamente en nosotros se produce una comunicación incesante entre lo inconsciente y la consciencia, entre el pasado y el presente.
Nuestras emociones están impregnadas de nuestra historia; sin embargo, no son ni buenas ni malas. Buscan manifestarse, están ahí. Si las inhibimos pueden volverse contra uno mismo o convertirse en odio tenaz, tal vez destructivo para quien lo recibe, pero en todo caso fatal para quien lo experimenta.
Es el malestar mismo en el cual nos sumergimos y miramos, el que nos permite abrir los ojos delante de nuestras reacciones, nuestros condicionamientos, nuestra dependencia del pasado. Y es quien podrá suscitar un deseo suficientemente vivo de salir de esta dependencia y encontrar una salida.


3 Trabajar con las emociones
En el trabajo con las emociones hemos de poner en duda nuestras propias creencias, preguntándonos acerca de nuestras certezas. Muchas de nuestras convicciones más firmes están sustentadas en nuestros mecanismos de defensa y muy poco en contacto con la realidad. Están sólidamente enraizadas, anquilosadas y no nos permiten movernos.
Si observamos la vida, nos daremos cuenta de que la realidad es algo continuamente cambiante. Incluso nuestro propio estado de conciencia, nuestros pensamientos y emociones, son inestables. Cuando no podemos aceptar el cambio y nos cuesta verlo en nosotros mismos lo proyectamos en los otros. Entonces les exigimos que mantengan siempre el mismo estado de ánimo, que nos profesen en todo momento el mismo amor. A menudo buscamos una felicidad eterna y un ego permanente, así que rechazamos este ir y venir de ideas, pensamientos y emociones, que nos impiden conservar la certeza de la fijeza del yo.
Aceptar esto intelectualmente puede ser fácil. Vivirlo sabemos que no lo es. Sin embargo, si nuestro proceso de conciencia no entra en el núcleo de nuestra experiencia, se queda en racionalizaciones y palabras vacías.
La emoción surge a veces sin aviso, casi imprevisiblemente. Se enciende, lo envuelve todo, nos hace sentir excitación, miedo, confusión. ¿Dejarse llevar? Tal vez nos sintamos con derecho y la dejemos actuar, tal como viene, para sentirnos después culpables, humillados o estafados. O tal vez la reprimamos, la dominemos, para no ser rechazados. En realidad así no dominamos nada; lo único que ha ocurrido es que ha podido más nuestro temor al juicio del otro. Tanto si la proyectamos mediante la exigencia como si la reprimimos, no hemos entrado en contacto directo con la emoción. No la hemos conocido, y vuelve una y otra vez para darse a conocer (POR ESO SE REPITE: SIGUE NECESITANDO QUE NOS DEMOS CUENTA DE ALGO DE LO QUE AÚN NO SOMOS CONSCIENTES Y QUE TRABAJEMOS SOBRE ELLO, hasta poder resolverlo y vivenciarlo de una nueva forma, adaptativa; momento en el cual podremos dejar de repetir esos modelos y actuaciones rigidificadas, no adaptativas).
El trabajo con las emociones no es exactamente expresión ni tampoco represión, sino atención. Cuando surge, es importante reconocer su presencia y el estado en el que nos somete. Aunque no pueda ser expresada, no la reprimimos. Paramos por un momento la atención y observamos. Sabemos que ocupa durante un tiempo nuestro campo de conciencia y la ponemos en espera provisionalmente. Cuando la emoción es fuerte, más tarde o en otras circunstancias, podemos buscar un espacio para expresarla y liberarla: dándoles el derecho a nacer las estamos sometiendo, también, a la ley del cambio y a la muerte.
Si observamos atentamente lo que ocurre, un poco desde la distancia, descubriremos qué personas o situaciones nos provocan las reacciones más fuertes. Podemos entonces a veces comprender el mecanismo de nuestras emociones y encontrar su origen, a veces lejano. Probablemente, obtendremos un esquema relativamente simple que se ajustará al mismo tipo de repercusiones emocionales. Entonces, comenzaremos a tomar conciencia de los hilos invisibles que nos han estado manejando y éstos empezarán a moverse y a estar más a nuestro alcance. Las fronteras entre lo que somos y lo que nos esclaviza comenzará a dibujarse. Sólo un verdadero acercamiento a lo que verdaderamente somos puede hacernos responsables de lo que nos pasa. Esto nos dará la posibilidad, desde una conciencia más amplia, de encontrar nuevas salidas.

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