¿Qué es eso que llamamos sentimientos?. ¿Conocemos bien nuestros sentimientos?. ¿Conocemos bien qué hacemos con ellos?
¿Los hay “positivos”?, ¿los hay “negativos”?. ¿Cómo hemos llegado a considerar positivos o negativos nuestros sentimientos?. ¿Qué hacemos con esos sentimientos que hemos llegado a catalogar de negativos?: ¿nos los callamos y reprimimos, lo expresamos llegando a la violencia, …?. ¿Cómo canalizamos la expresión de nuestros sentimientos negativos: sabemos hacerlo?. ¿Qué hacemos con nuestros sentimientos: no las vemos (no somos conscientes de su existencia en nosotros, apartándolos de nuestra consciencia) impidiéndonos el “darme cuenta” de ellos, los llevamos al acto, los proyectamos en otros a modo de espejo, los retroflectamos contra nosotros mismos al sentir que no puedo hacérselos partícipes al otro…?
(Si estás interesado en este artículo tal vez también quieras leer el siguiente: “Los mecanismos de defensa. Última parte del Artículo “Miedos al cambio”; en el que hablamos de qué son la proyección, introyección… y cómo funcionan estos mecanismos de defensa, que utiliza la persona cuando necesita protegerse de una realidad que en ese momento no puede confrontar)
Esta reflexión me hace recordar una de las “Palabras a mí mismo” de Huhg Prather, que os invito a leer poniendo vuestra consciencia y vuestro sentir en cada una de sus palabras, que aquí os reproduduzco, y que os ofrezco como una nueva oportunidad para entrar en el conocimiento del sí mismo (o de nuestro self):
“Hubo un tiempo en que
pensaba que para “ser auténtico”
bastaba con actuar del modo que sentía.
Al preguntarme qué deseaba decirle a alguien
sólo cosas negativas acudían a mi mente
Al escrutarme, lo negativo se imponía primero.
Reparaba en ello porque era socialmente inadecuado
o porque temía sentir de ese modo.
Luego descubrí que detrás de los sentimientos hostiles
Había otros más positivos en una zona profunda
que surgían al darme tiempo.
Mientras más intensamente trataba de “ser yo”
nuevos “yo” encontraba.
Ahora creo que ser fiel a mí mismo implica
no sólo reconocer todo lo que siento
sino que haciéndome responsable de mis actos,
optar por responder a una parte de mis sentimientos.
Cuando empecé a tratar de ser auténtico
me sentí muchas veces atrapado por mis sentimientos.
Pensaba que debía contar con ellos,
que no podría modificarlos
y que no debería hacerlo aunque pudiera.
Había en mí muchas emociones
negativas que no me gustaban
y sin embargo, creía que debía expresarlas
si deseaba ser yo mismo.
Desde entonces he comprendido
que los sentimientos se modifican
y que puedo contribuir a su cambio.
Se transforman al darme cuenta de ellos.
Cuando reconozco mis sentimientos,
se vuelven más positivos
y también se transmutan al expresarlos.
Al decirle a un hombre que no me gusta
ya me gusta más.
También he comprendido
que el no querer expresar algo negativo
es también un sentimiento, una parte de mí
y al ceder a esta fuerza contraria
soy realmente más fiel a mí mismo."