sábado, 5 de febrero de 2011

CRITERIOS PARA LA BÚSQUEDA Y ELECCIÓN DE UNA ESCUELA INFANTIL ESPECIALIZADA

   Hola, hoy queremos tratar un tema que inquieta a muchos padres: la elección de una escuela infantil que realmente responda a las necesidades de  su hijo.

   Actualmente nuestra forma de vida ha cambiado, en muchos sentidos, respecto a la generación, anterior, de nuestros padres. Muchos de nosotros nos vemos "obligados" a trabajar ambos padres o incluso podemos haber constituido una familia monoparental en la que los recursos de apoyo con la que la familia cuenta, a veces, son aún menores. Esto hace que pasado el período de baja por maternidad la madre no pueda continuar con el cuidado de su bebé, y haya de reincorporarse al trabajo.

  En algunas ocasiones no tenemos dudas: podemos, queremos y elegimos que nuestros padres nos ayuden con el cuidado y educación de nuestro/s  hijo/s. Sin embargo, en otras, esto no es posible y hemos de plantearnos otras opciones: ¿contratar a una educadora que cuide única y exclusivamente a nuestro hijo?, ¿buscar una escuela infantil dónde el niño se relacione con otros niños y que a la vez nos reduzca el presupuesto del gasto familiar, siempre que sea una escuela infantil dónde el menor reciba una atención de calidad afectiva y educativa?. Y si decidimos que finalmente nuestra opción es una ESCUELA INFANTIL,  ¿qué criterios usamos para decidir que la que elegimos le va a proporcionar un cuidado especializado y adecuado a las necesidades particulares de nuestro bebé, y a las propias de su edad y desarrollo evolutivo y emocional?.

  En esto es en lo que os queremos ayudar, en aclarar algunos criterios que pueden servirnos para hacer la elección de un Centro de Educación Infantil apropiado. Para ello , a continuación, os aportamos el artículo publicado en una revista ("Magisterio"), en la que habla de las necesidades de un niño de 0 a 1 años  que han de ser atendidas en un Centro de Educación Infantil.


REPORTAJE           REVISTA  MAGISTERIO.    www.acento.info
Maite Matamala García. Artículo: Desde el interior (1): primeros pasos 0-1 años


Me presentaré, aunque no me conocéis. Soy Miguel, y quiero contaros esa época de mi vida, cuando estuve en una Escuela Infantil. Me llevaron mis padres, cuando tenía 5 meses, y no recuerdo cómo fue; pero entre ellos y yo, hemos reconstruido esta pequeña historia.

  

Tuvieron en cuenta que el lugar dónde fuese a ir, sería una Escuela Infantil; la visitaron, hablaron con sus educadores, y les gustó la filosofía del Centro, así como su práctica educativa.

Era una Escuela donde se hacía periodo de adaptación, y eso hizo que poco a poco me fuese separando de mis padres, aceptando internamente este nuevo mundo, donde estaría con otros niños y otros adultos, con espacio y objetos nuevos, y un ritmo de convivencia diferente.

Para todos fue una sorpresa, entrar en ese mundo, donde todo estaba pensado y diseñado para los niños, que, como yo compartíamos, el aula de los más pequeños.

En aquel espejo jugué conmigo mismo, mientras la educadora me sujetaba entre sus brazos, y me señalaba que ese era yo; además veía todo, desde allí: mis compañeros, los juguetes…

Cuando fui capaz de gatear, pude acceder a los demás espacios de la clase; llegaba hasta la estantería de los cuentos, que estaba a mi alcance; aprendí a pasar las hojas, y comencé a fijarme en las imágenes.

Allí estaba mi cuento personal, con fotos de mis papás, primos y abuelos, la fiesta de cumpleaños y un montón de cosas más.

Más allá estaba aquel mueble, con el que tanto he jugado: allí podía ponerme de pie, y además sacar de los cajones aquellos objetos que producían música.

En el recorrido, por los diferentes espacios de la clase, llegué a conocer las posibilidades motoras que iba adquiriendo.

En el aparato aéreo de mi aula, pude subir agarrado a la barandilla, por la rampa o por la escalera; al principio, me costaba mucho tiempo llegar arriba, pero desde allí podía ver toda la clase, con mis compañeros. Era un reto importante, que me hacía sentirme feliz.

Las educadoras les dijeron a mis padres, que los más pequeños aprendemos a través de los sentidos, y que la sensorialidad es fundamental, para adquirir conocimientos.

Así que, dentro de las actividades que nos proponían, había objetos de diferentes texturas, color, formas y tamaños.

Como nos gustaba mucho, íbamos todos a coger y sacar, mirar, chocar, chupar, o morder; de esta manera, íbamos descubriendo las características que tienen estos objetos.

Lo que más me gustaba eran las canciones, que allí se cantaban; no me cansaba de escucharlas, mientras con mis manos intentaba seguir los movimientos que hacía mi educadora.

Algunas canciones las seguía muy bien, y mi mamá me dice que cuando las cantábamos en casa, estaba atento y quieto mucho rato, insistiendo en volverlas a escuchar.

En mi Escuela la autonomía era muy importante, así que “todo lo que puedan hacer los niños por sí solos, debemos dejar que lo hagan”.

Un momento importante para adquirir la autonomía es la comida.

Al principio, cuando llegué a la Escuela, me daban de comer a la boca, pero poco a poco, me dejaban la cuchara para ir probando; de esta manera, empecé a usarla cada vez mejor, hasta conseguir comer yo solo. Fue otro logro, que me hizo hacerme más mayor.

En la clase no estaba yo solo; éramos más niños. Fueron las primeras relaciones, porque con ellos compartía risas, encuentros y juegos; también algún que otro litigio.

Pero las educadoras estaban atentas, a cada uno de nosotros, para proponernos juegos, y cubrir nuestras necesidades.

Con estos compañeros pasamos al curso siguiente, a otra aula de más mayores, y también nosotros más creciditos; ya nos conocemos y jugamos juntos en el patio, disfrutando de la Escuela Infantil.


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