Recientemente he publicado dos artículos periodísticos sobre el Duelo, en el caso de hijos que pierden a uno de sus padres, de niños o de adolescentes, y de un padre o una madre que pierdan a un/a hijo/a.
Ha querido, quizás, mi atención, llevarme al tema de la PÉRDIDA, y a la lectura de otro artículo publicado por un blog que sigo, de mi interés, titulado como esta entrada: Cómo decir Adiós, que publica una compañera, Carmen Ruiz, que aunque trabaja desde una orientación conductual (diferente a la Gestalt, enraizada en una orientación humanista de la Psicología), publica unas orientaciones interesantes que son válidas a nivel preventivo de un duelo patológico, para una persona que esté en ese proceso de afrontamiento de pérdidas, que ella enumera como pasos a seguir para elaborar la capacidad de elaboración de pérdidas y que yo nombraría como recomendaciones genéricas (más que como pasos) ante dicha vivencia.
-Pedir ayuda: abrirse a compartir el sentimiento con aquellos que pueden contenernos y acompañarnos.
-Hablar del tema: alivia enormemente narrar cómo han sido las cosas y describir los sentimientos, eligiendo interlocutores que puedan proporcionar una escucha activa y que se interesen sinceramente por lo que nos pasa. Puede escogerse a alguien del entorno cercano que pueda ser capaz de contener nuestra tristeza o solicitar ayuda terapéutica o religiosa, según la ideología o creencia de cada uno.
-Abrirse al contacto físico: buscar la proximidad, la caricia o el abrazo de los seres queridos.
-Respetar momentos de recogimiento: tratando de transitar con conciencia la experiencia emocional. Aunque en ese momento se tenga la impresión de que el dolor no va a tener fin, siempre lo tiene. El silencio y la soledad pueden ser beneficiosos si se encuentran en equilibrio con la compañía y el habla.
-Llorar: dejar fluir el llanto tiene un efecto enormemente benéfico: promueve la relajación y la tranquilidad de espíritu, ayuda a drenar el dolor y a despedirse.
-Agradecer, perdonar y perdonarse: es de gran ayuda, en el caso de cualquier tipo de pérdida, reconocer y agradecer lo bueno vivido con esa persona, actividad, objeto, casa, trabajo, amistad, ciudad, país, o lo que sea que ya no esté en nuestras vidas y extrañemos. También tratar de cerrar o sanar temas inconclusos mediante rituales: escribir (sólo para uno mismo) cartas de reparación, o realizar algún tipo de ceremonia de perdón o aceptación que tenga sentido para cada uno".A continuación os adjunto el enlace a dicho artículo por completo, dónde además de lo anterior, aporta información al respecto de la vivencia de pérdidas y el duelo por la muerte de un ser querido (cuando éste sigue el transcurso adaptativo y esperable; sin llegar a convertirse en patológico):
Quiero resaltar una frase dentro de un parráfo de su escrito (aparece en cursiva y subrayado) sobre el tiempo de los duelos, que dice así:
"Hay personas con mayor inclinación a los cambios que otras -advierte López Blanco-; hay personas más o menos creativas, con inteligencia práctica, emocional o relacional, más o menos desarrolladas.
Además de las estructuras de personalidad, todo depende de las experiencias de pérdidas que cada uno haya tenido que atravesar, del aprendizaje que haya extraído de esa experiencia y de su capacidad de afrontamiento.
Lo importante es tomar conciencia de la finitud de todo en la vida. Al aceptar este hecho hemos dado el primer paso para avanzar en la dirección del logro."
Y añado que ese aprendizaje de la pérdida puede ser "retomado" tiempo después de ésta, en terapia, de modo que un duelo patológico puede cerrarse y ayudar en el afrontamiento de pérdidas y duelos futuros, a pesar de la dificultad inicial "arrastrada" por años, favoreciendo la elaboración final de este duelo.
http://programadedesarrollopsicosocial.blogspot.com/
Quiero hacerte llegar mi sentimiento de acompañamiento ante tu pérdida y un abrazo de cariño, Carmen.
Besos
Mar
Hola Mar, justamente ayer estaba mirando las entradas interesantes que pusiste. Quiero darte las gracias por tu cariño y palabras tan valiosas para mí en este momento. Un fuerte abrazo. Carmen
ResponderEliminarAhora que puedo responderte desde aquí, y no a través de la nueva pestaña que incluí hace unos meses a partir de tener problemas para responder a mis lectores, quiero decirte que me gustó mucho poder estar contigo en esos momentos, si nos acompañamos, ¿qué nos queda como personas?. Estar es lo "poco" o mucho que a veces podemos dar al otro,y personalmente conozco la importancia de esta presencia no sólo con mis pacientes, sino en mi propia piel como persona.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte y sentido, Carmen !!!
Mar