Todo lo visto hasta ahora nos lleva al siguiente punto: ¿Cómo romper los modelos establecidos y aprendidos hasta el momento presente, para dejar de actuar con repeticiones automáticas y adquirir una capacidad de actuar adaptativa a las nuevas situaciones y/o a antiguas situaciones de forma “espontánea” y no rigidificadas?. ¿Cómo aprender a hacer “ajustes creativos”?.
Es en la relación terapéutica que aprenderemos, potenciando nuestra capacidad de darnos cuenta en el aquí y ahora, los siguientes aspectos tan valiosos para el comienzo de los cambios pretendidos en nuestra vida es decir, para ROMPER CON LOS MODELOS Y REPETICIONES DE NUESTRA FORMA DE SENTIR, PENSAR, VIVIR, ACTUAR Y RELACIONARNOS:
* 1er Paso. Reconocer el miedo a cambiar (comenzando así nuestra primera toma de consciencia o de darse cuenta).
* 2do Paso. Observar nuestras emociones.
* 3er Paso. Trabajar con las emociones (fundamental en psicoterapia gestalt).
A continuación, en las siguientes entradas vamos a profundizar en los anteriores pasos necesarios para facilitar el comienzo y tránsito hacia los cambios que iremos logrando con la terapia (continuando con el Artículo de “Miedo a los cambios” de la Revista Cuerpo Mente). Comenzamos con el paso 1: Reconocer el miedo a cambiar.
Romper los modelos y repeticiones.
(Publicado en Cuerpo Mente, nº 72, Año 1.998, por Aurora Morera Vega).
(El subrayado, las matizaciones en color y las aclaraciones son nuestras)
(El subrayado, las matizaciones en color y las aclaraciones son nuestras)
1 Reconocer el miedo a cambiar.
¿Atrevernos a romper los modelos y enfrentar lo desconocido? La primera toma de conciencia consiste en reconocer el miedo que esto nos produce. Si nos hemos pasado la existencia protegiéndonos de los cambios que nos parecen desagradables, ¿cómo no vamos a temer nuestra propia transformación?.
El ser humano le tiene miedo al nacimiento y le tiene miedo a la muerte. El naci-miento nos trae recuerdos del paso de un lugar donde todo nos venía dado –un lugar paradisíaco donde ansiamos volver- a la lucha por abrirnos hueco en un estrecho canal que al mismo tiempo nos oprime, nos rechaza y nos empuja. Durante la infancia, y sobre todo en los momentos de cambios decisivos, tal vez no encontramos el ambiente de confianza que nos ayudara a atravesarlos, y la ansiedad y el terror se instauraron ante cada cosa nueva, cada situación desconocida, cada reto. Si no pudimos soportar el sufrimiento, en un esfuerzo por aliviarlo, nos protegimos en una armadura, nuestros mecanismos de defensa, renunciando a la sensibilidad. Tratamos de olvidar y lo conseguimos, pero el miedo y el recuerdo permanecen bajo la losa junto con el deseo de liberarnos. Es inútil obviarlo. Está ahí.
La muerte nos enfrenta con lo más desconocido e inevitable de la vida y en los momentos cruciales de la existencia, la ignorancia del devenir nos puede producir verdadera angustia o pánico. ¿Y qué es el cambio, sino algo que ha de morir y tiene miedo de morir y algo que ha de nacer y tiene miedo de nacer? Sin embargo, toda transformación comienza con una muerte y cada paso nuevo o cada vida nueva comienza con ansiedad, miedo o torpeza.
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