Si sigues leyendo las palabras que vienen a continuación : ¿te llegan?, ¿dicen algo de ti o no es así?, ¿de qué forma te tocan estas palabras? (si es que "te tocan"), ¿qué sensación o emoción te transmiten ? ...
Cuando reviso mis fantasías
a la búsqueda de los valores que expresan,
me causa sorpresa su pequeñez.
A menudo se refieren a cómo me gustaría sentir
más que a cómo siento realmente.
Frente a un hombre que me atemoriza
me imagino que soy muy fuerte
(en verdad, me siento débil en su presencia).
Si quiero ser yo mismo, debo admitir que le temo.
Si temo ser derrotado no es preciso que escoja
entre ceder al temor o reaccionar contra él.
Puedo también reconocer lo que siento
y permitirme hacer lo que surja de mí.
El darme cuenta de mis emociones
aumenta mis alternativas,
ensanchando el rango de mi elección.
Yo soy yo y mis elecciones, al mismo tiempo que lo que rechazo. Decidir implica mis elecciones (los sí) y mis rechazos (los no) , y la asunción de mi responsabilidad en las consecuencias que implican ambos .
¿Es lo mismo representarse con una fantasía o con un deseo que con la realidad?, ¿cómo podemos empezar a cambiar nuestra realidad si no nos aporta bienestar y satisfacción?... Sólo es posible si empezamos a partir de dónde estamos en este momento, aquí y ahora, de nuestra realidad (o el aquí y ahora del momento en que nos decidamos a iniciar ese cambio)… El darse cuenta de mis emociones, de mis opciones, de cómo dirigirme al entorno (al campo organismo-entorno) en la búsqueda de la satisfacción de mis necesidades, … aumentan mis posibilidades, “me abre el campo” y aumenta mis alternativas entre las que hacer mis elecciones y mis rechazos …
Éstas y muchas otras, que estaremos encantados de “escuchar” (leer o atender con gusto, de vuestra parte) son alguna de las profundas reflexiones que pueden surgirnos a partir de la lectura implicada de este poema.
Y así queremos empezar nuestro fin de semana con vosotros … abiertos a nuevas ideas de una persona que transmite las suyas en su búsqueda de lo que es y lo que quiere llegar a ser, nuevamente Hugh Prather, en “Palabras a mí mismo”.
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