viernes, 25 de febrero de 2011

MIEDO A LOS CAMBIOS . Parte del proceso de terapia. Primera Parte

                                                
                                                                         

Hola a todos.

Hoy queremos hablaros de un tema que muchas veces inquieta a aquellas personas que quieren iniciar un proceso de cambio en su vida, y no se terminan de decidir a hacerlo, por miedo ... ¿Miedo a qué?. Miedo a diversos factores: ¿me será útil la terapia?; ¿si voy a terapia significa que estoy "loco/a"?. Se dice mucho que en los tiempos actuales ir al psicólogo está muy normalizado, como si fuera "casi" ir al médico, sin embargo no es así. Aún seguimos escondiendo que vamos a terapia, y sin embargo no escondemos una diabetes, ni que hemos ido a un traumatólogo ... ¿Hay algo de "vergonzoso" en necesitar ayuda y reconocer que así es?, ¿estamos reconociendo nuestra "incapacidad" para gobernar o llevar nuestra vida de una forma sana?, ¿somos malos padres si nuestros hijos tienen problemas o si los tenemos nosotros con ellos...?. ¿Hay algo que esconder en hablar de  esto, en mostrar nuestras dificultades o "incapacidades" (que no podemos solos, que necesitamos ayuda psicológica o psicoterapéutica)?.

Uno de los miedos más frecuentes para "evitar" durante años (y a veces décadas) el buscar ayuda de un profesional de la salud mental es el MIEDO AL CAMBIO. Aunque "lo único estable en esta vida es el cambio", por circunstancias personales, ambientales, familiares... no estamos preparados muchas veces para asumir el RIESGO del cambio en nuestra vida, el "vacío de perder el control" (aunque sea el control de estar repitiendo una historia una y otra vez de forma insana o perjudicial para nosotros mismos y nuestros seres más amados) y darle la oportunidad al "vacío fértil" (un vacío que "augura" la llegada de algo "productivo o fértil", sano) pues no tenemos dicha seguridad absoluta. Y muchas veces preferimos una seguridad dañina a la inseguridad de no poder asegurnos a ciencia cierta que ese aspecto positivo o favorecedor por el que luchamos vaya a llegar de forma absolutamente segura.

Esta entrada va a tratar sobre ese motivo que se puede dar durante toda la terapia (incluso forma parte de la vida, de forma continua, aunque lo insano es cuando ese miedo paraliza ante cualquier cambio e impide los cambios constructivos, por una personalidad rigificada) y especialmente al inicio de ésta. Para tratarlo en profundidad os vamos a traer en esta ocasión la primera parte de un artículo publicado por Aurora Morera Vega, en la revista Cuerpo Mente (Nº 72, del año 1.998) titulado "Miedo a los cambios", que a continuación reproducimos, y que esperamos os sirva de reflexión si estáis pensando sobre la posibilidad de iniciar un proceso de cambio en vuestra vida, sea a través de una psicoterapia, o a nivel personal sin medios de ayuda externa.

Esperamos que os guste y  os animamos a expresar vuestras opiniones y reflexiones si os sentís motivados y necesitados de compartirlas. Un saludo desde Centro de Psicología Gestalt.


MMMiiieeedddooo    aaa    lllooosss cccaaammmbbbiiiooosss
(Publicado en Cuerpo Mente, nº 72, Año 1.998, por Aurora Morera Vega).

" Amenudo nos sorprendemos a nosotros mismos repitiendo una y otra vez un mismo tipo de comportamiento sin que podamos evitarlo. Casi sin darnos cuenta y a pesar de nuestros esfuerzos por cambiarlo, “algo” nos empuja a experimentar situaciones que nos provocan viejas emociones, a adoptar conductas repetitivas que no nos satisfacen o a reproducir cierto tipo de relaciones insatisfactorias.
Nos percibimos movidos por impulsos que mantienen guiones en nuestras vidas y en realidad no estamos seguros de si nos gustan o no estos guiones ni qué es lo que nos empuja a mantenerlos. Con frecuencia tenemos miedo de que se reproduzcan irremediablemente situaciones dolorosas. Entonces, en un intento por enfrentarnos y desafiar todo esto, establecemos una lucha feroz con nosotros mismos y con nuestro ambiente y nos rebelamos, para finalmente darnos cuenta de que seguimos perdidos e insatisfechos. Muchos de nosotros tenemos confundido el límite entre lo que somos y los otros, entre nuestras necesidades y nuestro ambiente, y ya no sabemos cuántas de nuestras emociones nos pertenecen y de cuántas somos esclavos.
No hay cambio posible si no sabemos qué queremos cambiar. Y el conocimiento de nosotros mismos tarde o temprano nos lleva a mirar cómo son nuestras emociones y cuáles son los invisibles hilos que las mantienen ligadas a nuestra infancia. Durante estos primeros años aprendimos a manejarnos con situaciones tan básicas como la dependencia, la satisfacción, la frustración, la necesidad, el placer, la relación con las figuras de autoridad o la intimidad. Es la época en que nos formamos como personas, donde aprendimos las conductas que tan arraigadas parecen estar en nosotros.
Sin embargo, hemos de volver al legado familiar no para culpar a nuestros padres o quejarnos de nuestra realidad, sino para mirarnos con franqueza y honestidad. Parece evidente que, por un lado, “nos toca” un tipo de familia, un código genético, una herencia social y unas circunstancias en la vida. De alguna manera somos receptores de una serie de eventos que en principio están ahí y que nos suceden. Enfadarnos con las circunstancias o con lo que somos únicamente nos lleva a dispersar energía y atención. Mientras tanto, estaremos perdiendo la oportunidad de re-conocernos, re-situarnos y dar respuestas nuevas a nuevas situaciones. Lo que está verdaderamente en nuestras manos no es tanto lo que somos o lo que nos sucede, sino lo que hacemos nosotros con ello. Nuestra libertad radica en una elección: permanecer inconscientes repitiendo ciclos fa-miliares y personales o emprender el viaje al encuentro con nosotros mismos, en una aventura en la que no hay éxitos o fracasos, sino autodescubrimiento. Esta es una búsqueda que nos puede llevar toda la vida, que a menudo nos sitúa en pasadizos resbaladizos, oscuros, caóticos o dolorosos y que siempre, cuando tomamos consciencia e integramos lo que descubrimos, nos lleva a sentirnos un poco más libres, más presentes, más responsables y creadores de nuestra vida."



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