"Un niño llega a terapia por su propia decisión". Lo que es mas, tal vez ni siquiera sabe que existe este servicio, e incluso podemos decir, en la mayoría de las ocasiones, que ni siquiera se da cuenta de que tiene un problema.
El niño “sabe” lo que tiene. Pero no podemos esperar a que lo exprese en la misma forma en que lo haría un adulto. Esa es precisamente la especificidad de la terapia de juego. Somos nosotros los que tenemos que aprender a “escuchar” lo que el niño nos “dice” a través del juego, el cuerpo y el síntoma. Su lenguaje no es el mismo que el del adulto, el suyo es el lenguaje simbólico.
La comunicación es esencial para la terapia, por lo que los terapeutas aprender a comunicarse con el niño. Dos autores, Grinder y Bandler, dicen: “lo que hemos descubierto es que gente distinta, en realidad piensa distinto. Que estas diferencias corresponden a las modalidades principalmente de los sentidos: visión, audición, a lo que nosotros llamamos kinestesia (sensación cutánea, muscular, visceral, emocional)”. Además de estas tres claves de representación en el niño sería necesario incorporar una más: lo simbólico.
Los padres son quienes solicitan la consulta para el niño, ¿cómo es que llegan a la decisión de llevarlo a psicoterapia?. Cada vez hay mayor preocupación en los padres y maestros de la necesidad de brindar apoyo a los niños cuando estos presentan actitudes fuera de lo común.
A esta actitud del niño, que llama la atención de padres y maestros, se le considera UN SÍNTOMA.
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