El trastorno por déficit de atención con hiperactividad, o TDAH, es un trastorno del desarrollo del autocontrol. Engloba problemas para mantener la atención y para controlar los impulsos y el nivel de actividad. Pero hay un dato que a veces se obvia, y es que es mucho más que el tipo de dificultades anterior y que conllevan otros problemas que se reflejan en el deterioro de la voluntad del niño o de su capacidad para controlar su conducta a lo largo del tiempo, y para mantener en su mente las metas y las consecuencias futuras. No es únicamente ser desatento e hiperactivo, como podrá leer en algunos artículos, ni es un estado temporal que se curará con el tiempo (aunque su presencia pueda ser considerada normal durante una fase de la infancia, en la etapa anterior a los 6 o 7 años, y aunque en los casos más leves mejore considerablemente en la adolescencia, no así en los casos graves de TDAH). Tampoco se debe a un fracaso de los padres por controlar o enseñar a su hijo a ser disciplinado, ni es un signo de malicia inherente en el niño.
En palabras del doctor “Russell A.Burkley”, doctor en Psicología, y eminencia en el estudio e intervención en niños con TDAH:
“Es fácil entender por qué muchas personas tienen dificultad para ver el TDAH como una discapacidad como puede ser la ceguera, la sordera, la parálisis cerebral o cualquier otra discapacidad física. Los niños con TDAH parecen normales. No hay ningún signo externos que indique que su comportamiento es debido a un problema del sistema nervioso central…Hay una alteración en el cerebro que causa el movimiento constante y otras conductas que algunas personas consideran intolerables en un niño con TDAH”. (…)”.
“ Veo el TDAH como un trastorno del desarrollo de la habilidad para regular el propio comportamiento y para prever el futuro. …el trastorno procede de la hipoactividad de un área del cerebro que, según va madurando, nos proporciona mayores recursos para la inhibición de la conducta, la autoorganización, la autorregulación y la previsión”.
Estos son algunos de los síntomas que detectan los profesores en clase en un niño con indicios o “sospecha” de tener problemas de hiperactividad, y que hace que aconsejen a los padres una evaluación del menor:
-Está fuera de su asiento con frecuencia.
-Se desvía de lo que hace el resto de la clase.
-No sigue las órdenes o instrucciones del profesor.
-Habla fuera de turno.
-Se muestra distraído y olvidadizo.
-Tiene un comportamiento agresivo sin mala intención.
-Pierde el material.
-Hace las tareas incompletas y tarde.
-Muestra poca habilidad para ponerse “en el lugar de los otros”, o para comprender los sentimientos de sus compañeros.
-Se siente desmotivado por frecuentes castigos que no comprende.
El TDAH es un trastorno de origen neurobiológico, resultado de una compleja interacción entre factores o condicionantes biológicos y medioambientales, que lleva a desarrollar una serie de “síntomas” o señales ante los que hay que estar atentos, porque pueden indicarnos que el niño necesita ayuda, iniciándose ésta a partir de una primera evaluación de sus dificultades por parte de varios profesionales (el pediatra del niño y un psicólogo especialista en intervención en TDAH:
Índices indicativos de Déficit de Atención (inatención o dificultad de concentración):
-No presta atención suficiente a los detalles e incurre en errores por descuido en las tareas escolares, trabajo u otras actividades.
-Tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades lúdicas.
-Parece no escuchar cuando se les habla.
-No sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos u obligaciones.
-Tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
-Evita, le disgusta o rehuye de desempeñar tareas que requieren un esfuerzo mental mantenido.
-Extravía objetos necesarios para tareas o actividades (juguetes, lápices, libros, ejercicios escolares, herramientas, etc.).
-Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
-Es descuidado en las actividades diarias.
Índices de problemas de hiperactividad (desorganización y excesivo nivel de actividad):
-Mueve en exceso manos o pies o se mueve en su asiento.
-Abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
-Corre o salta excesivamente, en situaciones en que es inapropiado hacerlo.
-Tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.
-Suele actuar como si estuviera motivado por un motor.
-Habla en exceso.
Índices de impulsividad o de falta de (autocontrol) control de sus impulsos (comportamiento impulsivo):
-Precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas.
-Tiene dificultades para guardar turno.
-Interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (conversaciones, juegos).
Para que se trate de TDAH, estos síntomas deben de cumplir una serie de características que han de ser evaluadas (igualmente que los síntomas anteriores) por profesionales de la pediatría y la psicología:
-Los síntomas comienzan antes de los 6-7 años, aunque en los casos que la hiperactividad es mínima los síntomas son menos obvios.
-Persisten al menos 6 meses.
-Se presentan en varios ámbitos: en el domicilio familiar, y en el centro escolar.
-Originan deficiencias y dificultades para que el menor realice sus actividades diarias conforme a las normas generales (teniendo en cuenta su edad), dificultándoles desarrollar y alcanzar su potencial (como personas, escolarmente …).
-No debe haber dificultades sensoriales (audición, visión) que sean el origen de dichas dificultades, y éstas deben haber sido descartadas por profesionales. También deben haberse descartado dificultades neurológicas en el menor (con una exploración neurológica) y anomalías físicas que sugieran alteraciones genéticas.
La vida de un niño a quién no se le ha diagnosticado ni tratado el TDAH (sobre todo si tiene síntomas del TDAH más graves) es probable que esté llena de fracasos y de bajo rendimiento académico. Cuando los adultos no reconocen ni tratan el TDAH, esto puede dar lugar a que el niño tenga un sentimiento de fracaso en todos los ámbitos de su vida. Por ello se hace tan necesaria e imprescindible una detección lo antes posible de esta sintomatología y realizar evaluación (por parte de profesionales) para llegar a un diagnóstico que confirme el TDAH o lo descarte. Punto en el que podremos iniciar una actuación en equipo (interdisciplinar) entre diferentes profesionales (psicólogo, pediatra, profesores, otros agentes educativos) y los padres, que palie el malestar del niño y de todas las partes implicadas. Será a partir de una intervención con una serie de pautas educativas desde todos los ámbitos (escolar, médico en caso necesario, y familiar) que podremos mejorar el pronóstico del niño con TDAH.
EXCELENTE INFORMACION! UN FAVOR PODRIAN MANDARME ESTRATEGIAS O ACTIVIDADES PARA TRABAJAR CON NIÑOS CON DEFICIT DE ATENCION CON O SIN HIPERACTIVIDAD? GRACIAS UN SALUDO
ResponderEliminarHola Sady. Gracias. Te recomiendo la editorial T.E.A.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenas tardes,quisera saber cómo se aborda desde la gestalt el tdah.por favor!podrían ayudarme?
ResponderEliminarHola Cynthia:
ResponderEliminarSi es tan amable de decirme su email podré responderle a su pregunta.
Un saludo.
Que tal, soy prácticante de Psicología y estoy tratando a un pequeño con TDA. El enfoque de psicoterapia es Gestalt, pero no encuentro bibliografia del tema al respecto, mi correo es marianela_gv@hotmail.com PODRÍA AYUDARME, MUCHAS GRACIAS!
ResponderEliminarbibliografìa de abordage desde la psicoterapia GESTALT, aclaro
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